jueves, 23 de noviembre de 2017

Fundamentos de la educación de personas adultas.

Hacer referencia a la educación para adultos, es hablar de una disciplina que se ocupa de la enseñanza y el aprendizaje en el adulto, tiene como objetivo lograr un cambio sustancial de las formas de enseñanza para personas en etapas de plenitud de vida, donde sea posible contribuir a su desarrollo integralmente en el área psicológica, biológica y social, este proceso es propio de los países que actualmente se preocupan y trabajan por la mejora continua en las formas de educar a las nuevas generaciones, desde los más pequeños de preescolar hasta llegar a los próximos profesionales, que ocuparan puestos laborales y formaran parte del desarrollo económico y cultural de la nación. Los adultos siempre han aprendido de acuerdo a sus necesidades e intereses comunes o particulares; a los adultos se les ha enseñado en todas las épocas. La educación permanente aplicada a la educación de adultos desde la perspectiva de compensar la educación escolar no recibida en sus debidas etapas, nace de la necesidad de atender a las características de los adultos que acudían a la escuela a compensar sus deficiencias académicas, buscándoles un modelo de adaptación de la escuela a dichas características. El principio de educación permanente sirvió para medir los logros de estos modelos y para constatar igualmente su insuficiencia. Es entonces que nace la andragogía que une a la a pedagogía como adulto a niño. Nos adentramos en los fundamentos de la andragogía para conocer sus características y su enlace con el modelo social. La educación para adultos es un paradigma con grandes aportaciones y como podrá verse, contiene una serie de principios educativos que se ajustan bien a la personalidad de las personas adultas. Se manifiesta como modelo social y reúne como características y fundamentos del aprendizaje adulto no solamente aquellas que son propias de la psicobiología sino también las que provienen del contexto social y de la experiencia social progresiva que van teniendo las personas a lo largo de su vida. Es en esta fortaleza social que el adulto va adquiriendo un modelo donde se apoya para construir programas de enseñanza y aprendizaje para los adultos. Si los sistemas escolares se apoyan en la fortaleza psicobiológica y en la inteligencia fluida, que tiene una base fisiológica, los sistemas de educación de adultos deberían apoyarse en la fortaleza psicosocial y en la inteligencia de la práctica que tiene su base en fuertes y consolidadas relaciones sociales. La educación de adultos designa la totalidad de los procesos organizados de educación, sea cual sea el contenido, el nivel y el método, sean formales o no formales, ya sea que prolonguen o reemplacen la educación inicial dispensada en las escuelas y universidades. La pedagogía se ha interesado desde el principio por la educación de adultos. En las sociedades primitivas toda la gente aprendía por inmersión en la vida y en las relaciones sociales. Lejos de limitarse al periodo de escolaridad, debe abarcar todas las dimensiones de la vida que es abierto a cualquier tiempo y espacio y a cualquier etapa de la vida del ser humano. Los contenidos se construyen y se pactan, los métodos son participativos. La experiencia de la vida en general constituye un aprendizaje continuo y el aprendizaje depende de la enseñanza de los que saben y de la propia experiencia, esto propicia no excluir a las personas adultas de la escuela y adaptar la escuela al nuevo público adulto. En los países desarrollados, se han modificado los interiores del espacio escolar y se han adaptado los contenidos de aprendizaje, pero la educación básica de adultos sigue siendo prácticamente la misma. La educación de adultos es el reconocimiento y aprovechamiento de todas las oportunidades de aprendizaje. La andragogía se definió, en sus orígenes, como una pedagogía invertida. La práctica andragógico era concebida como el reverso de la práctica pedagógica. Los adultos se motivan en torno a necesidades y centros de interés. El modo de aprendizaje adulto está centrado sobre la realidad por lo que la educación se ha de construir no sobre temas sino sobre situaciones. La experiencia es el factor más grande de aprendizaje, analizar la experiencia y construir con ella el aprendizaje es fundamental. Los adultos aspiran a auto determinarse, por lo tanto, las relaciones a establecer en el proceso han de ser comunicativas y bidireccionales. Las diferencias de personalidad se agrandan con la edad, por consiguiente, hay que diferenciar los estilos, duración, ritmos de aprendizaje. Adulto exige sobre la utilidad, pragmática o poética, de lo que va a aprender. Él va libremente y quiere saber dónde se mete. Los adultos se consideran responsables de sus propias decisiones en la vida una profunda necesidad psicológica de ser tratados por los otros como personas capaces de autodirigirse en la vida. Los adultos quieren construir su futuro con su pasado, con su experiencia y no solamente con el saber académico que obtuvieron antes sino sobre todo con el saber que les dio la vida. Muchas veces la primera riqueza de aprendizaje está entre ellos mismos, es verdad que el pasado agiliza y acelera el aprendizaje porque lo integra en una dinámica de sentido para el interesado. El saber popular es una rémora, un obstáculo y obliga a que el adulto con saber popular dé un salto epistemológico que lo lleve a la voluntad de aprender. Los adultos asimilan mejor los conocimientos, las competencias, los valores y las actitudes cuando éstas se presentan en un contexto de aplicación a situaciones reales. La libertad de aprender. Los adultos aprenden porque quieren, no por obligación y son mucho más sensibles a motivaciones intrínsecas que a motivaciones extrínsecas. Se puede decir que muchas de las grandes reformas educativas vienen siendo demandadas desde el ámbito de las investigaciones en educación de personas adultas.

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